18 de diciembre de 2023
Aquí dejamos un resumen de nuestra selección de las noticias más relevantes de la semana pasada sobre el agua en Chile y el mundo.
Como cada año, la Junta de Vigilancia del Río Maipo primera sección (JVRM) elaboró un informe con el pronóstico de deshielo para la temporada primavera-verano, herramienta esencial para la gestión de los recursos hídricos y para la planificación de acciones que permitan enfrentar las fluctuaciones en la disponibilidad del agua.
De acuerdo con los cálculos hechos por la organización, el río Maipo- a la altura de La Obra- contaría con una mayor disponibilidad de agua para los últimos meses de 2023 y primeros de 2024; y en diciembre y enero se contabilizaría un aumento por sobre el 90% respecto de los mismos meses de la temporada pasada, con 151,5 y 127,8 m3/s respectivamente. En tanto, febrero y marzo contarán con 107,4 y 76 m3/s.
'Este informe nos muestra que tendremos un periodo más estable en términos de agua disponible y nos permite coordinar con tiempo las i acciones para gestionarla de forma eficiente, y si bien se 1 trata de números ' positivos, debemos continuar incentivando el uso responsable del recurso hídrico, sin desatender las medidas de uso eficiente y racional del agua disponible, porque la sequía que nos afecta no ha desaparecido', afirma Luis Baertl, presidente de la JVRM.
En este sentido, el gerente técnico de la JVRM, José Manuel Córdova, detalla que este informe es sólo una referencia, 'ya que los pronósticos están afectos a incertidumbre, por lo que la disponibilidad de agua en el río dependerá, finalmente, del comportamiento de una multiplicidad de factores y condiciones que son difíciles de prever'. Por lo mismo, reiteró la necesidad de 'mantener las medidas que demostraron ser efectivas para conseguir una operación segura y resiliente del río y muy especialmente, que permitan asegurar el abastecimiento para el consumo humano'.
Efecto de altas temperaturas Uno de los factores que podría alterar las cifras son las altas temperaturas durante este fin de año, porque, corno explicó Córdova, 'el agua del río en la temporada de riego proviene en gran parte del derretimiento de recursos que se almacenaron en forma sólida en la cordillera durante el invierno anterior y el régimen de temperaturas es uno de los factores que incide en la forma en que se produce ese derretimiento. Por esta razón, si las altas temperaturas se anticipan, habrá más agua en primavera y los recursos que escurran en esos meses, no estarán disponibles en los meses posteriores de verano'.
Infraestructura hidráulica Para Luis Baertl es de suma importancia que se entienda que la escasez hídrica sigue presente y 'ante los pronósticos como el que tenernos para fines de 2023 y principios de 2024, lo que debe ocuparnos es saber qué acciones llevamos a cabo para aprovechar adecuadamente el — recurso y qué infraestructura hidráulica tenemos que construir para ese efecto'.
Durante este 2023, desde la JVRM han reiterado la necesidad de una planificación en materia de manejo de recursos hídricos que incluya la construcción de obras de infraestructura que permitan hacerse cargo de las condiciones a las que nos vernos expuestos, entre otros factores, por el cambio climático; con frentes que dejan abundante lluvia en poco tiempo e isoterma cero alta, generando elevados caudales en el río, como se produjo este invierno; o con altísimas temperaturas durante primavera-verano, como las que vivió el hemisferio norte.
La construcción de embalses o de obras que propicien la infiltración y recarga de los acuíferos son algunas de las alternativas que se han levantado desde la JVRM; así como la necesidad de adecuar la demanda de agua, generando un consumo responsable de la ciudad.
'No debemos olvidar que hoy el embalse El Yeso se encuentra al borde de su máxima capacidad, asegurando la disponibilidad para el consumo de agua potable en la Región Metropolitana, en gran medida gracias a los esfuerzos de los usuarios del río Maipo, pero ese esfuerzo debe ser compartido por todas las comunidades de la Región; porque todos tenemos un rol que cumplir en el cuidado del recurso' finalizó Baertl.
Fuente: El Labrador
Con el trágico precedente de la temporada 2022-2023, en que 430.000 hectáreas fueron consumidas por la voracidad del fuego, las organizaciones públicas y privadas han destinado la inversión más alta en la historia para evitar y combatir incendios de cara al verano, con el fin de que no se repitan los 'más de 7.000 incendios de la temporada pasada', según datos de Corma.
El cambio climático, que anticipa altas temperaturas, y la probable sequía, provocada por las variaciones atmosféricas que anticipan expertos, podrían generar las condiciones propicias para un aumento de incendios forestales este año. Sobre todo si se toma en cuenta que en Chile el 99% de ellos son causados por las personas, ya sea por accidentes o intencionales, y solo el 1% tendría causas naturales, según Conaf.
Con eso en mente, este año la inversión destinada alcanzará los US$ 310 millones, un 37% más que los cerca de US$226 millones del año pasado, que provienen de los aportes privados de empresas forestales —agrupados en la Corporación Chilena de la Madera (Corma)— y de asignaciones estatales, que se canalizan hacia los organismos encargados, vale decir, Senapred (ex-Onemi) y Conaf, dependiente del Ministerio de Agricultura.
En la arena pública, el Plan Nacional 2023-2024 de Prevención, Mitigación y Combate de Incendios Forestales considera recursos por US$ 170 millones, un aumento de 47% respecto del período anterior, que, según Hacienda, sería la cifra más alta destinados a prevención y control de incendios.
De ese total, casi US$ 140 millones son parte del Presupuesto 2024, montos que serán destinados desde enero. Allí se incorpora una nueva asignación desde la Subsecretaría del Interior a Senapred que permite acortar los tiempos de pagos a proveedores de emergencias, lo que ayudará a financiar, por ejemplo, la operación de 73 aeronaves para el combate de incendios.
Una lucha transversal Juan José Ugarte, presidente de la Corma, afirma que en conjunto el gremio forestal está invirtiendo otros US$ 140 millones en acciones de prevención y combate de incendios para esta temporada, lo que representa un incremento de un 28% respecto al año anterior.
'El aumento de la inversión en prevención es clave porque no podemos normalizar los 7.000 incendios que se dieron la temporada pasada, ya que estos no son un desastre natural, sino provocados por la acción humana en un cien por ciento', afirma Ugarte.
Esta inversión considera, principalmente, el arriendo de aeronaves, vehículos y la contratación de 3.600 brigadistas especializados en el combate de incendios diurno y otros 300 de combate nocturno.
Este personal se sumará a los cerca de 3.300 brigadistas que Conaf ha dispuesto para la temporada, los que se distribuirán en brigadas convencionales, nocturnas, helitransportadas, interfaz urbano-rural, cisternas y mecanizadas.
A su vez, la planificación incluye al personal de Carabineros, Fuerzas Armadas y Bomberos. Todo con el fin de evitar que se repita una catástrofe de dimensiones como la ocurrida durante el inicio de este año y fines de 2022, cuyo costo económico directo e indirecto el Ministerio de Hacienda calculó en US$ 880 millones. Desde Conaf comentan que han sostenido reuniones de coordinación junto a Corma, municipalidades, Bomberos y las diferentes organizaciones durante todo el año, de modo de planificar el trabajo que se va a desarrollar los meses de verano.
Esta coordinación de carácter nacional ha incluido a Bomberos a través de su Sistema Nacional de Operaciones (SNO). Entre sus capacidades, cuenta con 451 compañías para incendios forestales en las regiones centro y sur del país, y a su vez, con 12.000 bomberos entrenados, sostiene Paolo Fregonara, encargado Operativo Nacional Adjunto del SNO.
Además, explica, la institución acreditó esta semana al Equipo Forestal del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso como la primera fuerza de tarea pesada para incendios forestales, cuya misión es movilizarse a cualquier punto del país en apoyo con seis carros bomba forestales y 70 bomberos especializados, cuando los recursos regionales se vean superados.
Hasta ahora, el catastro de incendios forestales de magnitud vigentes de Conaf registra tres siniestros en diciembre: Villa Alemana, en la Región de Valparaíso; La Estrella, en la Región de O'Higgins; y María Pinto, en la Región Metropolitana, que suman más de 2.900 hectáreas consumidas. La defensa forestal
Son siete las empresas que participan en el programa de inversión privada agrupada en Corma, cuyo aporte es equivalente al patrimonio forestal que tiene cada una, por lo que CMPC y Arauco son los principales aportantes, y que se complementa con actividades que realizan junto a los pequeños propietarios forestales.
A raíz de los eventos de la temporada 2022-2023, CMPC anunció una inversión que alcanza los US$ 40 millones entre combate y prevención para este verano, superando en US$ 10 millones la inversión de años anteriores. Esto considerando que sus pérdidas por incendios la temporada pasada llegaron a US$ 76 millones, con 37.400 hectáreas quemadas.
Entre las medidas implementadas se cuentan tecnologías como el software Gesfire, creado en conjunto con la Universidad de Concepción, que permite modelar y anticipar el comportamiento del fuego a partir de la topografía, temperatura, velocidad del viento y humedad.
En materia de detección, suman cámaras ópticas en torres que están conectadas a un centro de protección de incendios en Los Ángeles. Se agregan a la detección satelital de incendios, cámaras infrarrojas y sistemas de prognosis de meteorología.
Además, trabajan en generar más silvicultura preventiva. Esto consiste en la creación de un corredor biológico de 140 kilómetros de largo en las regiones de Biobío y La Araucanía, enfocado en la protección de los cursos de agua y las quebradas, y reforestando con distintas especies, detalla Ignacio Lira, gerente de Asuntos Públicos de CMPC. Añade que 'como ha quedado en evidencia, nuevamente la intencionalidad y la negligencia están detrás. Creo que debemos tomarlo como advertencia de que más que nunca necesitamos mayores medidas de resguardo, de control y también que las personas actúen con responsabilidad'.
Desde Arauco, en tanto, señalan que enfrentamos 'una temporada muy compleja, con altas temperaturas, probables olas de calor, condiciones meteorológicas extremas, que se proyecta que pasen en algunos días de 30-30-30 a 70-40-10 (70 km de velocidad del viento, 40 grados de temperatura y 10% de humedad)', y que ya iniciaron su estrategia de prevención para esta temporada.
Este año su inversión alcanza los US$ 79 millones para intensificar la labor de prevención social, manejo de combustibles naturales, detección y combate de incendios para esta temporada.
También implementará la aplicación móvil Wood Tracking o 'Waze forestal' que, usando un algoritmo similar al de dicha app, muestra los caminos interiores de predios forestales y su estado de transitabilidad, para entregar a los brigadistas forestales la mejor ruta para llegar a combatir los incendios en el menor tiempo posible. Anuncian, además, la incorporación de 1.800 nuevas fuentes de agua para la alimentación de aeronaves y camiones, recursos hídricos de los que se podrá disponer en las regiones de Maule, Ñuble, Biobío, Los Ríos y La Araucanía.
Para el combate terrestre de incendios, Arauco contempla 883 brigadistas terrestres de combate, 80 camiones, 10 brigadas mecanizadas y 2 bulldozers, 16 brigadas helitransportadas, 36 torres de vigilancia y 122 cámaras, potenciadas con inteligencia artificial, tecnología que también integra Conaf en cuatro de sus cámaras.
El combate desde el aire Serán 143 las aeronaves que han dispuesto privados y el Estado para monitorear y combatir los incendios forestales. De ellas, 73 serán administradas por Conaf, y destacan dos tanqueros C-130 y dos helicópteros de gran escala. Las otras 70 serán arrendadas por el sector privado de manera individual por cada empresa, pero agrupadas en Corma, y se dividen en 28 aviones de combate, 5 aviones de coordinación, 35 helicópteros de combate y 2 helicópteros de coordinación.
Contar con más aviones disponibles mejorará significativamente la capacidad de respuesta en etapas tempranas, las cantidades de agua transportadas y el acceso a áreas remotas, un factor esencial para mitigar los daños medioambientales y a las comunidades afectadas.
Para incrementar esta capacidad de respuesta ante focos simultáneos, Arauco anunció el retorno de helicópteros de alta gama con pilotos norteamericanos y copilotos hispanohablantes. Entre ellos destacan 2 helicópteros Aircrane, con capacidad de descarga de 10.000 litros cada uno (similar al avión Aero Tanker) y un helicóptero Súper Puma, con 4.000 litros de capacidad .
Paralelamente, CMPC contratará 23 aeronaves, entre las que destacan cuatro helicópteros grandes o pesados, un Chinook, dos Súper Puma y un Kamov.
En conjunto, el gremio forestal contará con 31 pistas de carguío de aviones cisterna, 196 cámaras robot 360° y 53 torres de vigilancia.
Para su abastecimiento, tanto Conaf como Corma descansan en que las fuentes de agua, estanques y reservas disponen de una alta capacidad gracias a un invierno lluvioso. Sin embargo, es un riesgo adicional, advierten, porque provoca el crecimiento de más maleza en entornos de bosques y esto, con la sequedad y calor del verano, es la condición propicia para el avance del fuego.
Una reconstrucción que no se ha concretado 3.218 viviendas resultaron con daños o pérdida total y 11.656 productores silvoagropecuarios reportaron afectaciones en sus predios terminado el verano 2023. A eso se suman 12 colegios con daño total y 7 con daños parciales; 15 Servicios Sanitarios Rurales con daños mayores; 21 puentes de madera tuvieron deterioros y 297 empresas silvoagropecuarias con afectación directa.
Para los procesos de reconstrucción, el Estado aportó US$ 340 millones de modo de hacer frente a las pérdidas de infraestructura y de patrimonios forestales tras los incendios del pasado verano.
A su vez, el Fondo Nacional de la Reconstrucción del Ministerio de Hacienda tenía en su registro 92 proyectos susceptibles de recibir donaciones, por un total de $443.454 millones hasta agosto de este año. Estos proyectos estaban a la espera de aportes privados, y comprometían ayudas en áreas como educación, desarrollo regional, salud, agricultura, vivienda y forestal.
Al término de este año, el 44% de los proyectos cuentan con financiamiento total o parcial comprometido (59 proyectos) por un total de $16.269 millones. Las áreas con mayor porcentaje de financiamiento comprometido y que hoy cuentan con proyectos en ejecución son Educación (73,9%), Desarrollo Regional (47,2% ) y salud (40,8%). Desde el gremio forestal, sin embargo, Ugarte comenta que hasta hoy todavía hay 90.000 hectáreas en manos de 4.100 pequeños propietarios que no han tenido ninguna opción para poder reforestar y restaurar el bosque perdido. 'Hemos visto un abandono. Nosotros aspiramos a que en el Parlamento se pueda proponer una ley corta de recuperación de bosques quemados de pequeños empresarios porque el daño no es solo en términos ecológicos de suelos, sino que tiene repercusión en los empleos', comenta.
En este ámbito, el Presupuesto 2024 contempla $7.941 millones para el Plan de Recuperación Post Incendios en Suelos Degradados, para las regiones del Ñuble, Biobío y La Araucanía.
A su vez, otros $11.321 millones para continuar con el Programa de Restauración de Bosque Nativo a gran escala, y $6.967 millones al Programa Recuperación y Restauración Forestal, de modo de hacer frente al abandono que acusan desde el gremio y evitar así un mayor deterioro en el sector.
Fuente: El Mercurio
Desde que se adoptó el Acuerdo de París (2015), las negociaciones climáticas se centraron en las emisiones de los gases de efecto invernadero, pero en la COP28 –que terminó hace unas horas en Dubái– los debates y las negociaciones más duras se focalizaron por primera vez en el origen de esas emisiones: los combustibles fósiles. ¿Por qué? Para alertarnos que las emisiones del sector del petróleo, el gas y el carbón siguen creciendo año a año. Peor aún, las empresas y países productores tienen todavía planes de aumentar la producción, lo que encaminaría a gran parte de la humanidad hacia un calentamiento global por encima de los niveles de seguridad fijados por la ciencia.
En otras palabras, los resultados de la COP28 podemos catalogarlos como un débil paso adelante en la dirección correcta. Para algunos es el comienzo del fin de la era de los combustibles fósiles. Para otros, un comienzo de tortuga en la carrera de velocidad necesaria para eliminar progresivamente dichos combustibles. No podía ser de otra manera, pues ha sido la primera pelea abierta que dieron los países que están sufriendo las calamidades del calentamiento climático en contra del inmenso poderío económico de los productores de combustibles fósiles y los grandes emisores de gases de efecto invernadero. No olvidemos que el 80% de las actividades económicas mundiales dependen, de una u otra manera, de estas fuentes de energía sucia, mala, pero indispensable para hacer mover la máquina global.
Lo que estuvo en disputa en la COP28 era eliminar de aquí a 2050 la producción y consumo de los combustibles fósiles. Para muchos de nosotros, el éxito o fracaso se determinaría si los países que negociaban en Dubái acordaban, por primera vez en la historia, instar/urgir/exhortar/ a la eliminación gradual/sustitución/eliminación progresiva de la producción y uso de todos los combustibles fósiles. La resolución de la COP28 marcaría la hoja de ruta del segundo ciclo de planes climáticos que todas las Partes deben presentar en la COP29, a realizarse en Azerbaiyán en 2024. Cualquier otro tipo de resolución de compromiso endeble significaría recibir un balde de agua hirviendo en estos “tiempos de ebullición global”. Y eso es lo que sucedió para los pequeños Estados Islas, las organizaciones ambientalistas y los países como el nuestro, que están abogando por una aplicación más efectiva del Acuerdo de París.
Hasta el último momento las negociaciones estuvieron abiertas, había mucho en juego. Por ejemplo, la decisión de llamar al abandono de los combustibles fósiles contó con el respaldo de la Unión Europea, Chile, Colombia, Noruega y los Países Pequeñas Islas que aspiraban a un cierre ambicioso, pero al frente estaban los opositores, como Arabia Saudí o Irak, que, junto con la OPEP, se oponen desde hace años a que se cite a los combustibles. Esta es la razón de por qué las COP tuvieron que contentarse durante muchos años de negociaciones climáticas con recortes a las emisiones de gases y no en los combustibles fósiles gas, petróleo y carbón que los generan. La COP28 no fue una excepción.
¿Qué papel jugaron los grandes productores? La COP28 fue un campo de observación para los grandes productores y emisores. Los que se la jugaron fueron los peso mediano y los pluma. Estados Unidos y China, las dos principales economías y los dos mayores emisores, mantuvieron un bajo perfil, aunque sin dejar de influir en las negociaciones. Hay que recordar que Estados Unidos es el primer productor de petróleo; igual que China lo es del carbón. Pero ambos firmaron previo a la COP28 una declaración conjunta que contenía un decidido compromiso para aumentar la capacidad de energía renovable mundial, para “acelerar la sustitución de la generación de carbón, petróleo y gas”.
Sin embargo, los duros como Arabia Saudí, la OPEP y otros países petroleros, como Irak, no aceptaban incluir en ninguna decisión menciones a los combustibles fósiles. En el plenario de la COP28, Arabia Saudí dejó en claro que las únicas referencias aceptables serían a los gases de efecto invernadero y no a las fuentes que los causan. Lo mismo expresó hasta el último momento el representante de Irak, que rechazó cualquier petición de reducir o eliminar los hidrocarburos. En una postura similar, en su caso debido a la importancia del gas natural, estuvo Rusia, cuyo enfrentamiento con la Unión Europea le llevó incluso a bloquear hasta el último minuto la designación de la sede de la próxima COP29, cuestión que no se despejó sino hasta el final.
Primer Balance Climático Global Las referencias a reducir o eliminar los combustibles fósiles para sustituirlos por renovables se debatieron en el contexto del Balance Climático Global (BCG) del Acuerdo de París, cuyo primer ciclo terminaba ahora en la COP28. Se presentaron los resultados por país de los planes voluntarios de recorte de las emisiones –sin mencionar a las fuentes que los causan, de ahí el importante paso que supuso explicitarlo en la COP28–. Pero esos planes para este primer ciclo fueron una larga lista de incumplimientos de la inmensa mayoría de países. De perpetuarse esta tendencia, nos llevaría a un aumento de la temperatura de entre 2,1 y 2,8 grados. La intención es que estos planes a futuro marquen la ruta para abandonar los combustibles fósiles y apostar a triplicar, o más, las energías renovables. Lo irónico fue que la COP28 se realizaba en un PetroEstado y la presidencia de la misma estaba a cargo de Sultan Al Jaber, Ministro de Industria de los Emiratos Árabes Unidos, un país en el que el 30% de los ingresos vienen directamente del petróleo y el gas.
Las deliberaciones y negociaciones se centraron, por tanto, en el BCG, pero hubo otros textos importantes que se discutieron sobre la adaptación –es decir, cómo pueden los países adelantarse a los impactos negativos del cambio climático–. No se esperaba que saliera en este ámbito nada trascendente, pero Arabia Saudí mantuvo también en este tema una actitud de bloqueo, para usarlo en la negociación sobre los combustibles fósiles.
La queja mayor de los países en desarrollo, una vez más, se refirió a la falta de respuestas claras por parte de los países ricos a sus llamados por ayuda en sus procesos de adaptación a los efectos de la emergencia climática. En particular en materias relativas a las mejoras en infraestructuras, modernizar los sistemas de alarmas tempranas ante tormentas u otros eventos climáticos extremos, o puentes más firmes que no fuesen arrasados por inundaciones masivas o ayudas a replantar manglares para proteger las líneas costeras en países tropicales. La revisiones futuras del BCG deberían, por tanto, incluir también referencias a la ayuda financiera para la adaptación.
Se dejó abierta la posibilidad de apoyar sistemas de captura y almacenaje de dióxido de carbono, esencial para algunas actividades industriales. Al respecto, el Global Carbon Project (un grupo de científicos que lleva desde 2006 registrando la evolución del CO2), presentó la semana pasada a la COP un informe donde se estima que 2023 se cerrará con una concentración de CO₂ en la atmósfera de 419,3 partes por millón, lo que supone un 51% más que en los niveles preindustriales. El 53% restante del dióxido de carbono vinculado al hombre es absorbido por sumideros naturales como la vegetación terrestre y por el océano a partes casi iguales, lo que está ya causando problemas como el aumento de la acidificación del mar.
Algunos sectores de los fósiles, Arabia Saudí en particular, buscan seguir emitiendo y apuestan por las aún incipientes tecnologías de captura y almacenamiento del CO2 del aire. Los niveles actuales de eliminación de CO2 basados por esta vía –es decir, sin incluir la reforestación, mucho menos la cantidad creciente de incendios que nos hacen perder mensualmente en todo el planeta miles de hectáreas de resumideros, como los bosques– ascienden a aproximadamente 0,01 millones de toneladas de CO2, más de un millón de veces menos que las emisiones actuales del sector fósil. Es decir, por ahora, no podemos pretender que la solución vendrá por esta vía.
El nudo del consenso en las COP Un problema mayor es que las decisiones en las COP se tienen que tomar por consenso, no por mayorías. En la COP28 se recordó en varias ocasiones que las negociaciones climáticas se basan en un proceso de consenso. Todo el mundo tiene que estar de acuerdo. Para entender y antes de criticar los exiguos resultados de la COP28, debemos tener presente este hecho.
Los países petroleros, encabezados por Arabia Saudí, tenían en sus manos esta arma de bloqueo para zanjar las disputas en las negociaciones sobre cambio climático. En la práctica, esto ha significado que un país o un pequeño grupo de naciones puedan paralizar las medidas más ambiciosas, haciendo que las COP se cierren a la baja. Esto es exactamente lo que sucedió una vez más. El consenso dio una influencia desmesurada a los petroleros y condujo a una disminución general de la ambición, lo que le vino muy bien a Arabia Saudí en la COP28.
La presidencia de la COP28 esperó hasta avanzada la tarde del lunes 11 diciembre para entregar su propuesta “borrador” de texto final que sirviera de base para las negociaciones definitivas. El impasse era casi semántico en inglés, entre “to phase out” (eliminar progresivamente) o “to phase down” (reducir gradualmente) los combustibles fósiles. Hasta ese momento, la duda era qué verbo y adjetivos acompañarían su mención a los combustibles fósiles: por ejemplo, eliminar gradualmente, urgentemente, o reducir, sustituir, desplazar, abandonar, etc. La sorpresa fue una gran decepción, un verdadero balde de agua hirviendo en la cabeza de los negociadores. ¿Por qué?
Porque en la sección correspondiente a los combustibles fósiles y energía, el texto se introdujo con la frase “acciones que podrían (ser) incluidas:” (“actions that could [be] included:”). No con “acciones que deben ser adoptadas de inmediato:”. De allí que se calificara a este borrador como inaceptable, una aberración, una invitación a seguir el enfoque de “escoge tu propio camino” a la acción climática.
Las negociaciones se desarrollaron desde ese momento en un ambiente francamente hostil y poco propicio para llegar a resultados óptimos. Tan es así que durante todo el martes 12 de diciembre, o sea, a última hora del último día de la COP28, se bloquearon las negociaciones y se cerró la sesión plenaria con cero avance en lo fundamental. Se acordó postergar el cierre hasta ayer miércoles para continuar las negociaciones y dar paso a la ceremonia de clausura.
Resultados de la COP28 Podríamos ironizar que el resultado de la COP28 es un pequeño avance en la dirección correcta, insuficiente pero aceptable, dados los factores extremadamente complejos de la emergencia climática. El texto que se aprobó es más débil de lo esperado, lleno de contradicciones y cabos sueltos, sin ninguna referencia explícita, clara, inequívoca a la “eliminación progresiva de los combustibles fósiles”. Una pérdida significativa, ya que en los borradores anteriores a lo presentado en la primera propuesta de texto final por la presidencia sí se hacía referencia a la “eliminación progresiva” (phase-out ).
En resumen, lo que se aprobó es un débil acuerdo no vinculante en el que se postula “transitar para dejar atrás (“transition away” en el original en inglés) los combustibles fósiles en los sistemas energéticos, de manera justa, ordenada y equitativa, acelerando la adopción de medidas en este decenio crítico, a fin de lograr el cero neto para 2050″. Una fórmula con un lenguaje típico resultante de complejas negociaciones que, por fin, se refiere a los principales responsables de la crisis climática: el petróleo, al gas y al carbón. Se consiguió en un PetroEstado, a pesar de la férrea oposición ejercida por países petroleros como Arabia Saudí e Irak. Desde ese punto de vista es un hecho histórico.
Para los menos ambiciosos en la lucha contra la emergencia climática, ha sido el principio del fin y un claro mensaje de cómo ir más allá de un mundo muy dependiente de los combustibles fósiles. Es la primera vez que los casi 200 países asistentes a las COP abogan por una transición para abandonar los combustibles.
En la sección de energía, en el texto aprobado, se demanda a los países que “contribuyan” con los esfuerzos mundiales de “triplicar la capacidad mundial de energía renovable y duplicar la tasa media anual mundial de mejoras de la eficiencia energética para 2030”. Lo que significa un avance notable. Además se insta a “acelerar los esfuerzos encaminados a la eliminación gradual de la energía del carbón” que no disponga de sistemas de captura de las emisiones. Asimismo, se exhorta a la eliminación progresiva de “los subsidios ineficientes a los combustibles fósiles”, aunque sin fijar fechas. Un cabo suelto importante. También se pide “reducir sustancialmente las emisiones distintas del dióxido de carbono a nivel mundial, incluidas en particular las emisiones de metano para 2030″, aunque sin fijar una meta concreta. Otro cabo suelto.
Como era de esperar, el acuerdo final de la COP28, para mantener un cierto equilibrio de fuerzas y dar algunas municiones a los petroleros cuando regresen a sus gobiernos y parlamentos, les da ciertas concesiones. Por ejemplo, hace alusión al uso de “combustibles con emisiones de carbono nulas o con bajas emisiones de carbono mucho antes de mediados de siglo o alrededor de esa fecha”. En el plano tecnológico incorpora, además de las renovables y la nuclear, “las tecnologías de reducción y eliminación, como la captura, utilización y almacenamiento de carbono, en particular en sectores difíciles de reducir, y la producción de hidrógeno con bajas emisiones de carbono”; “acelerar la reducción de las emisiones del transporte por carretera”, “con infraestructuras y el despliegue rápido de vehículos de emisión cero y de baja emisión”.
Este texto aprobado define, por tanto, los asuntos que deberán incluir los países en sus próximos planes climáticos, a presentarse en 2025, indispensables para conseguir el objetivo del Acuerdo de París para que el calentamiento no supere los dos grados Celsius respecto a los niveles preindustriales. Aunque sabemos que las tendencias actuales nos conducen a un calentamiento entre 2,1 y 2,8 grados, lo que exige una determinación que no prevaleció en la COP28. Lamentablemente.
Cabe destacar otro importante avance de la COP28: se acordó también la puesta en marcha de un nuevo Fondo de Pérdidas y Daños para compensar a los países que son especialmente vulnerables ante los desastres que ya ha producido (y los que causará) la emergencia climática de la cual no son responsables. La creación de este mecanismo fue el principal acuerdo de la COP27 y restaba definir su funcionamiento. Los países donantes anunciaron sus aportaciones al Fondo, las que ascienden a más de 1.000 millones de dólares. Obviamente esa cantidad es insuficiente para cubrir los daños de cientos de miles de millones de dólares, que es lo que representan las pérdidas provocadas por los desastres vinculados al cambio climático (inundaciones, calor, aumento del nivel del mar, sequía, incendio de bosques) en los países más pobres y vulnerables. La Unión Europea pidió abrir estos fondos a nuevas aportaciones con cambios en el sistema financiero mundial, una posibilidad a futuro que podría incrementar los recursos y que seguramente será unos de los temas importantes a discutir en las próximas COP.
Comentarios finales Por supuesto, no se puede desconocer que en el texto final que se aprobó los verbos y adjetivos que se incluyeron son los imprescindibles para tener una certeza mínima de que los países avanzan hacia el abandono de los combustibles fósiles en un tiempo determinado por la ciencia, el cual culminaría en 2050 con una emisión global neta igual a cero.
Lo importante es que, por primera vez, se consiguió en las decisiones hacer referencia a la producción y consumo de los combustibles fósiles. Obviamente, como en todas las reuniones de la ONU, se tuvieron que equilibrar los intereses económicos y sociales justificables tanto para los productores y emisores como para los países consumidores. Es decir, en el contexto de la acción climática se alcanzó un consenso bajo el paraguas del concepto de “una transición justa y equitativa”. No podemos desconocer tampoco que la decisión de triplicar la dotación mundial de fuentes de energías renovables, principalmente solar de aquí al 2030, fue un resultado espectacular.
Sin embargo, el resultado de la COP28 no cierra el círculo sino que deja abiertas para el futuro posibles opciones de escape o compensación para el sector fósil. Y eso está bien. ¿Por qué? Porque en la ecuación futura del Balance Global Climático no puede haber ganadores o perdedores, no se trata de eso. Ya tenemos suficientes conflictos a nivel mundial –que están transgrediendo la paz mundial como en Ucrania y Gaza– para agregar otro más. En estos asuntos no puede haber victoria, ya que ello implicaría que alguien ha sido derrotado y no es eso lo que se busca. De aquí en adelante, y es uno de los legados de la COP28, siempre tendremos que tomar en consideración que irá afectando económica y socialmente a los grandes productores y emisores, y a sus ciudadanos, la eliminación progresiva de la producción y uso de sus principales recursos: los combustibles fósiles.
Es la misma lógica que aplicamos al dar una especial consideración a los países más vulnerables que sufren las calamidades climáticas más duras si no abandonamos progresivamente los combustibles fósiles de aquí al 2050. Es muy probable que esta cuestión del equilibrio en el balance global climático y sus consecuencias, junto a la justicia climática tanto nacional como global, seguirán estando presentes como los dos dilemas fantasmas que serán clave en los futuros debates y negociaciones de las COP por venir y más allá.
Fuente: Elmostrador.cl
El recién pasado viernes, el Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (SENAPRED) emitió una alerta temprana preventiva para todo el país por altas temperaturas, medida que ya es efectiva y se extenderá durante todo el verano, poniendo con ello en marcha los servicios correspondientes para que las comunas se preparen ante eventuales emergencias.
Este fin de semana, precisamente, los termómetros registraron altas temperaturas, especialmente en la zona central del país y en los valles interiores, en el caso de la Región de Coquimbo, anticipando lo que podría ser un verano caluroso.
El escenario trae consigo varias consideraciones, desde la necesidad de una correcta hidratación para evitar un choque de calor, hasta la prevención y preparación por incendios forestales, que tienen su mayor incidencia esta temporada.
Pero un tema que afecta en gran medida a la zona, es la cantidad de recurso hídrico disponible, tanto en embalses como en glaciares, que son vitales sobre todo en una región azotada por la sequía y en pleno proceso de desertificación.
Como han advertido expertos, la evaporación del agua por altas temperaturas podría generar situaciones complicadas, a las que hay que estar alertas.
¿UN VERANO CALUROSO? 'Existe una alerta de SENAPRED, de carácter preventiva, pero no es posible asegurar que el verano sea más caluroso que el anterior', indica el meteorólogo de CEAZA, Tomás Caballero.
Por lo pronto, se han advertido nuevamente altas temperaturas para la zona, pero todo dependerá de cómo se vaya desarrollando la temporada en sí.
Según explicó el experto, estas altas temperaturas están asociadas al Fenómeno de El Niño, que aún está presente. Asimismo, fenómenos como la vaguada costera y dorsal en altura, que generan un aire más cálido podrían plantear un período con temperaturas más altas de lo normal.
En dicho escenario, sostiene, 'si tenemos temperaturas más altas, (lo que se genera) es que en los embalses se evapore mucha agua, más de la que debería en un período normal, con temperaturas altas'.
A eso, hay que agregar el factor de las escasas precipitaciones de nieve en la cordillera de las zonas de Elqui y Limarí.
Cabe mencionar que según la evaluación de CEAZA, el agua embalsada a noviembre de 2023 es de un 11% en la región, un nivel bajo, marcado principalmente por los niveles de Cogotí (4%), La Paloma (6%) y Culimo (7%).
GLACIARES ROCOSOS Pero, ¿qué pasa con los glaciares?
En medio de la grave desertificación y escasez hídrica que afecta a la zona, los glaciares constituyen zonas vitales de reserva de agua. Estas masas de hielo -formadas por acumulación de nieve durante largos períodos de tiempo- permiten, al derretirse, otorgar un flujo de agua a los ríos, especialmente en verano, que es cuando se necesita aumentar el caudal.
Si bien es parte de este proceso natural el derretimiento y aporte a los ríos, el aumento de las temperaturas a nivel global han afectado a estas fuentes de recurso hídrico. Eso abordó, precisamente, Álvaro Ayala, glaciólogo del CEAZA hace pocos meses, derivado del estudio y seguimiento que el centro realiza de estas estructuras. La escasa acumulación de nieve en este invierno y las altas temperaturas en verano, advirtió, constituyen una temporada de pérdida de hielo.
'Por un lado, sugiere que van a contribuir agua a los ríos, pero al hacer uso de estas reservas, estas poco a poco se van acabando', indicó.
Así, se genera un 'desbalance' entre la ganancia por acumulación de nieve frente a la pérdida de masa por derretimiento, un 'retroceso' de los glaciares que el científico calificó como 'una de las expresiones más claras del cambio climático'.
Cabe señalar que el Laboratorio de Glaciología de CEAZA estudia los tres componentes de la criósfera de la región: nieve, glaciares y glaciares rocosos y actualmente trabajan en una plataforma web para informar a la ciudadanía la cantidad de agua acumulada en forma de nieve en toda la región, que esperan lanzar durante 2024.
Fuente: El Día
El grupo internacional de protección de los animales IFAW indicó que "la prolongada estación de sequía redujo los pozos de agua, antes abundantes, a charcos de barro" en el Parque Nacional Hwange. "Ya se registraron al menos 100 elefantes muertos por falta de agua", declaró en un comunicado.
"A pesar de contar con 104 pozos con bombas alimentadas por energía solar, las autoridades del parque afirman que no es suficiente y que no pueden hacer frente a las temperaturas extremas que secan los pozos de agua existentes, obligando a la fauna salvaje a caminar largas distancias en busca de comida y agua", afirmó IFAW.
La "anticipada" muerte de animales "debe verse como un síntoma de los profundos y complejos desafíos que afectan a la conservación de los recursos naturales de la región, agravados por el cambio climático", declaró el experto del IFAW, Phillip Kuvawoga. Más de 200 elefantes murieron en 2019 en este país del sur de África, según IFAW, que aseguró que el "fenómeno es recurrente".
Zimbabue tiene unos 100.000 elefantes, la segunda población más grande del mundo y casi el doble de la capacidad de sus parques, según los expertos.
En tanto, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) clasificó el sur de África como región en riesgo por la mayor probabilidad de calor extremo y reducción de las precipitaciones debido al calentamiento global.
Fuente: Mendovoz.com
Solemos referirnos a ella como "planeta azul", pero en la Tierra hay millones de personas para las que el agua potable es un bien de lujo. La ONU calcula que 2.200 millones no tienen acceso a un suministro fiable y 3,5 millones pierden la vida cada año por dolencias relacionadas con la falta de una fuente potable. Las cifras son lo suficientemente contundentes como para que el suministro de agua limpia se haya convertido en uno de los objetivos de desarrollo sostenible de Naciones Unidas y científicos de todo el mundo busquen nuevas estrategias para llenar los vasos y tanques, sobre todo en aquellos países más azotados por las sequías.
En China hay un grupo de investigadores dedicado a esa tarea que ha dado con una solución prometedora, tanto por sus resultados como por su enfoque sostenible: un invento que permite extraer agua del aire con energía solar.
Captar agua del aire. Quizás suene extravagante, pero eso, captar agua directamente del aire que nos rodea, es lo que proponen los investigadores de la Universidad Jiao Tong de Shanghái. Su atención se centra en la denominada "agua atmosférica", aquella que se incorpora a la atmósfera durante el ciclo del agua, se desplaza con el viento y se diferencia con claridad del líquido de la superficie del planeta o el subterráneo. El USGS calcula que representa el 0,001% de todo el agua y el 0,04% del líquido dulce y recuerda que, si bien las nubes son su manifestación más visibles, incluso el aire contiene partículas imperceptibles a la vista.
El recurso, claro está, es lo suficientemente atractivo como para que haya despertado ya el interés de otros investigadores a lo largo de los años. En 2021 os hablábamos por ejemplo del invento de un ingeniero gallego para extraer agua del aire y hace unos meses de iniciativas que buscan aprovechar el valioso recurso para afrontar unas sequías que empiezan a convertirse en un desafío palpable y cercano. El objetivo es siempre el mismo: captar el agua presente en el aire y transformarla en un líquido potable, tratado y libre de patógenos, apto para consumo humano.
La propuesta de China. Lo que Ruzhu Wang y sus compañeros de la Universidad Jiao Tong de Shanghái han hecho es idear un nuevo método para aprovechar el agua atmosférica, uno que destaca tanto por sus resultados como enfoque sostenible. Sus conclusiones las han plasmado en un estudio publicado en Applied Physic Reviews y en el que recuerdan que si bien la recolección de aire y agua mediante adsorción con energía solar ha demostrado "un enorme potencial" para afrontar las sequías, el sistema aún afronta desafíos importantes.
"La productividad del agua dulce todavía está limitada por la lenta cinética de adsorción, el gran calor latente de la evaporación del agua y la eficiencia de la condensación", explica el equipo del profesor Wang en su informe.
Su propuesta se basa en la energía solar e hidrogel, "geles porosos superhigroscópicos" compuestos por nitruro de titanio, hidroxipropilmetilcelulosa y LiCI. Durante sus estudios el equipo de Wang comprobó que estos componentes presentaban una elevada absorción de agua a 25ºC y entre una amplia horquilla de 15 a 90% de humedad relativa. Los resultados —aseguran los expertos— muestran "un camino fiable" para obtener agua atmosférica apoyándose en energía solar.
Fuente: Xataka.com
En el video, puede observarse el mapa de México al 30 de noviembre del 2021, sin sequía, el mismo mapa se ve en color rojo en este 2023.
“… Esta condición de este año sí es mucho mayor que la que se ha vivido en los últimos tres años, por ejemplo, los últimos tres años han sido secos, pero este ha sido el más seco de los últimos tres años”. Reynaldo pascual Ramírez. Jefe de Pronóstico Estacional, SMN
Sí, más de la mitad del país presenta sequía.
“… El 53.56% tiene algún grado de sequía, esto es más de la mitad del país tiene un problema de sequía en este año y que no se pudo recuperar durante la temporada de lluvias de verano”. Reynaldo pascual Ramírez. Jefe de Pronóstico Estacional, SMN
Sí, la temporada de lluvias no fue suficiente, la sequía en el mes de mayo abarcaba el 44% del territorio nacional, tras las lluvias incrementó casi 10%.
Fuente: Unotv.com
Tal y como se predijo, las temperaturas globales aumentaron unas décimas hacia arriba gracias a la llegada del fenómeno El Niño. La superficie del Océano Pacífico ecuatorial estuvo más caliente sobre el promedio y trajo consigo eventos extremos de clima en distintas partes del mundo.
Y aunque todavía se espera que El Niño continúe durante el invierno del hemisferio norte —e intensifique las lluvias y sequías— los pronósticos más recientes de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) anunciaron los meses del 2024 donde podría finalizar el fenómeno.
Cuando termina el fenómeno El Niño Este fenómeno, característico por aumentar las temperaturas de la superficie del mar y afectar el clima en todo el mundo, estaría cerca de llegar a su fin.
Aunque está siendo ampliamente estudiado, los científicos todavía no saben con certeza por qué se produce El Niño. No obstante, detectaron una serie de patrones, como que ocurre cada dos a siete años y que las temperaturas pueden aumentar hasta 4 grados más del promedio.
Eso se traduce en eventos de clima extremos, como tormentas sobre zonas oestes de Estados Unidos y mucha más lluvia que lo normal para la costa oeste de América del Sur. En paralelo, provoca largas sequías en el sur de Asia y Australia e inundaciones en África.
En esta línea, la Organización Meteorológica Mundial —cuando declaró el comienzo de El Niño en julio de 2023— recomendó a las autoridades de los países que se preparen para aminorar las consecuencias de los eventos climáticos y temperaturas récord que se presentarían a lo largo del año.
Las recientes predicciones del NOAA advirtieron que, a la fecha, El Niño continúa con una intensidad fuerte y que en la temporada de noviembre a enero, existe un 54% de probabilidad de que se produzca una intensidad “históricamente fuerte”.
No obstante, la fecha de finalización de este fenómeno debería estar entre abril y junio de 2024.
Fuente: Latercera.com
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