26 de febrero de 2024
Aquí dejamos un resumen de nuestra selección de las noticias más relevantes de la semana pasada sobre el agua en Chile y el mundo.
La startup chilena Capta Hydro expandió su tecnología “water tech” en el norte del continente, en México. Luego de un año, finalizó la instalación de 10 equipos del modelo T-5 en tres estados de este país: Sonora, Baja California y San Luis de Potosí, consolidando esta tecnología para monitorear los caudales de los canales de los principales distritos de riego de México.
Desde Capta Hydro, detallaron que dispositivos instalados en las localidades en cuestión son “una plataforma de telemetría de agua superficial única a nivel mundial, con un diseño patentado internacionalmente, la cual permite integrar distintos tipos de sensores, fuentes de energización o de comunicación en un diseño ‘todo incluido’, de alto rendimiento, muy fácil de instalar y altamente robusto ante intentos de vandalismo”, afirmaron.
Además agregaron que el diseño permite a los clientes realizar la puesta en marcha de forma autónoma, con herramientas básicas, “sumado a manuales explicativos con apoyo remoto desde Chile, permitiendo proyectos internacionales más rápidos y económicos”, destacaron. El CEO y fundador de la compañía, Emilio de La Jara, enfatizó en el valor de este negocio para la startup señalando que “este proyecto fue uno de los más importantes del año 2023 relacionado a la implementación de tecnología para mejorar la distribución del agua en distritos de riego en México, por lo que además estuvieron involucradas las principales autoridades relacionadas al agua del país, resaltando la importancia de este hito para nuestros objetivos de crecimiento”.
Por su parte, el representante de Capta Hydro en México, Carlos Castro, sostuvo que “este trabajo de medición de agua de riego forma parte de un proyecto integral que está manejando el Gobierno Federal en esta zona de México, en el que Capta Hydro es pionero en cuanto a la medición con esta tecnología que se está desarrollando en el país”.
“Sin duda, vemos un gran potencial de replicar esta experiencia en los 86 distritos de riego en el país, que distribuyen más de 25 mil millones de m3 de agua a más de 500 mil agricultores que riegan sobre 2,5 millones de hectáreas”, concluyó.
Fuente: La Tercera
Con su extensa costa, para Chile la desalación de agua de mar ha sido vista desde hace un tiempo como una alternativa interesante frente a la escasez de agua continental, tanto en zonas naturalmente áridas como para hacer frente a la disminución de oferta hídrica por la sequía y por la sobreexplotación. Pioneros en la construcción de desalinizadoras han sido las grandes empresas mineras que operan en el norte del país, pero cada vez más se la analiza como una opción para proveer de agua potable a la población.
Sin embargo, especialistas en la materia subrayan que no se trata de una solución milagrosa y que la escasez hídrica debe ser enfrentada de manera integral, abordando la gestión del agua, conservación de ecosistemas, eficiencia en el uso, y también nuevas fuentes como el reúso, además de la desalinización. Asimismo, diversos análisis indican que los altos costos económicos y ambientales de esta tecnología obligan a evaluar muy concienzudamente su implementación masiva.
A continuación, presentamos un panorama de la situación actual y las proyecciones de la desalinización en Chile.
La Asociación Chilena de Desalación y Reúso (ACADES), en conjunto con el Consejo Minero y el Comité Asesor Ministerial Científico para el Cambio Climático, realizaron el “Primer Catastro Nacional de Plantas y Proyectos de Desalinización de Agua de Mar”, que mostraba la situación hasta marzo de 2023. Actualmente, según informó ACADES, ya están trabajando en un nuevo catastro, debido a que se trata de una industria bastante dinámica.
El primer catastro incluye a las plantas con una capacidad igual o superior a los 20 litros por segundo (l/s), de las cuales existen 22 en operación, 6 en construcción, 3 con aprobación ambiental y 12 en evaluación preliminar.
De las 22 en operación, 9 desaladoras tienen como objetivo proveer agua para operaciones mineras. Con una capacidad total de 5.801 l/s, estas plantas repartidas entre las regiones de Atacama y Antofagasta buscan reducir el uso de aguas continentales y así mitigar el impacto negativo de la minería en poblaciones y ecosistemas aledaños. Para otro tipo de actividades industriales existen 10 plantas en operación, con una capacidad total de 476 l/s y se encuentran en las regiones de Antofagasta, Atacama, Valparaíso, Concepción y Magallanes.
Además, hay 3 plantas operando para producir agua potable, ubicadas en Antofagasta, Tocopilla y Atacama. Con una capacidad de 2.221 l/s, se busca ofrecer seguridad hídrica a la población que está en zonas más afectadas por la megasequía.
Oportunidades y desafíos Respecto al uso de la desalinización para proveer de agua potable a la población, si bien es un tema que ha ido tomando fuerza producto de la creciente escasez hídrica, también debe ser evaluada detalladamente.
En esta línea, hace dos meses entró en vigencia una ley promovida por el actual gobierno y que permite al Ministerio de Obras Públicas (MOP) -de manera directa o por vía de concesiones- la construcción de desaladoras con fines de consumo humano. En virtud de esta nueva ley, el gobierno anunció en enero pasado la inversión de más de 300 millones de dólares para una planta desalinizadora con el fin de beneficiar a más de 540.000 personas en las zonas urbanas de la región de Coquimbo, así como una inversión por 209 millones de dólares para tres plantas desaladoras para abastecer a los Servicios Sanitarios Rurales (ex APR) de la misma región.
Aunque esta tecnología se vuelve una opción frente al contexto, plantea varios desafíos. Elizabeth Soto, bióloga marina e investigadora de la Fundación Terram apunta a la necesidad de una normativa específica para plantas desaladoras y de avanzar en una ley para la protección y gestión de la zona costera. Asimismo, hace énfasis en que es indispensable “complementar con un trabajo multisectorial, en pro de soluciones para enfrentar la sequía”, haciendo -entre otras cosas- un análisis del uso y optimización en procesos que requieran de agua.
¿Qué pasa con la evaluación ambiental? Actualmente en el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA) no existen filtros específicos para la evaluación de plantas desaladoras, por lo que se consideran como tipologías cercanas los acueductos, embalses o tranques y sifones; proyectos de desarrollo minero sobre los 5.00 ton/mes; proyectos de desarrollo minero de petróleo y gas y productos de saneamiento ambiental.
Según datos facilitados por el SEIA, considerando estos parámetros y las Resoluciones de Calificación Ambiental (RCA), de 28 proyectos presentados entre 2013 y 2022, producto de la calificación 25 fueron aceptados (y 3 rechazados), todos asociados a la industria minera, y se trataría de proyectos para la actualización, ajustes o continuidad operacional, además de la explotación de minas.
Además, se cuenta con 20 iniciativas cuyo ingreso al sistema fue aprobado y que tienen fines de actualización, aumento, estimulación y fracturación hidráulica.
Debido a que no existe el filtro específico en el SEIA, dichos proyectos no están calificados como plantas desalinizadoras, pero sí se trata de iniciativas que están directamente ligadas a actividades mineras e hídricas, por lo que ofrecen un panorama del avance de estos proyectos en Chile.
Plantas en desarrollo Según detalla el catastro de ACADES, hay 6 plantas en construcción y que podrían entrar en operaciones: 4 de ellas tienen fines mineros (Desaladora Collahuasi, Quebrada Blanca Hipógeno, Fase inicial ampliación IV Pelambres, y Expansión Mantoverde), una es multipropósito (Aconcagua) y la otra tiene como objetivo obtener agua potable (Desaladora Antofagasta).
Asimismo, se precisa que hay 15 desaladoras en fase de proyecto, las cuales se desglosan en dos categorías: aquellas en evaluación preliminar (12) y las que tienen evaluación ambiental aprobada y con perspectivas de licitación (3). Para las primeras aún se debe determinar la viabilidad técnica y financiera del proyecto, mientras que las segundas tienen los permisos necesarios y ya pueden ser licitadas y ejecutadas.
De estos 15 proyectos, 5 están destinados a la minería, 5 serían multipropósito, 3 industriales y otros 2 para agua potable. Estas iniciativas se concentran en el centro-norte del país y si todas llegasen a realizarse significaría un aumento desde la capacidad actual, de 8.200 l/s, a 25.000 l/s.
Respecto a la proyección de esta industria, el director jurídico de ACADES, Jorge Bofill, manifiesta que “este 2024 se vislumbra como un año clave en Chile para la gestión de recursos hídricos, marcado por importantes desarrollos regulatorios y proyectos (…). En respuesta al cambio climático y la expansión de zonas áridas, Chile enfrenta la necesidad de adoptar soluciones como la desalación y el reúso de agua, especialmente en regiones con escasez hídrica extrema”.
Fuente: Paiscircular.cl
Más agua que el año pasado y que su promedio histórico tiene el Lago Laja, en la región del Bío Bío, según el último reporte hidrológico del Ministerio de Obras Públicas (MOP).
En comparación con igual período de 2023, el principal embalse natural del país registra un superávit del 88,9% y un déficit del 43,4% respecto al promedio histórico.
Claramente, un panorama más auspicioso para el riego, el turismo y la generación de hidroelectricidad, dada una prolongada sequía que si bien persiste, revirtió negativos indicadores.
Hoy el Lago Laja, ubicado en la comuna de Antuco, almacena 2 mil 28 millones 41 mil metros cúbicos, siendo su promedio histórico 3 mil 586 millones 80 mil metros cúbicos.
Los datos fueron aportados por la Unidad de Hidrología de la Dirección General de Aguas (DGA).
En cuanto a otros indicadores para la provincia de Bío Bío, Los Ángeles está con déficit de precipitaciones del orden del 17,4% respecto a un año normal.
Fuente: Biobiochile.cl
La escasez hídrica que afecta a Chile ha llevado a que varias industrias que utilizan agua para sus procesos hayan tenido que buscar nuevas fuentes de agua. Este es justamente el caso del Grupo CAP, que a través de su filial Aguas CAP, socia de la Asociación Chilena de Desalación (Acades), este año celebra los diez años de operación de su planta desaladora en la región de Atacama.
Ubicada a 25 kms al norte de Caldera, la planta Cleanirtech Sudamérica S.A que está operativa desde abril del 2014, fue la primera de la región destinada para el abastecimiento de agua multiuso, es decir, tanto para industrias como para consumo humano.
Patricia López Manieu, presidenta del Directorio Aguas CAP, Gerenta de Infraestructura CAP, y una de las expositoras del Congreso Nuevas fuentes de agua para Chile, que realizará Acades los próximos 20 y 21 de marzo, señala que el proyecto, originado inicialmente para la minería, “ha logrado niveles de eficiencia de clase mundial y continuamos trabajando en mejorar nuestros índices y estándares».
¿Cómo nace la idea de la instalación de una planta desaladora en la región de Atacama? Grupo CAP emprende la construcción de este proyecto en 2011 con el fin de suministrar agua desalinizada a todas las operaciones de su filial minera Compañía Minera del Pacífico (CMP) en el valle del Copiapó, además de entregar agua a Caldera como parte del cumplimiento ambiental de Minera Caserones. Esta fuente de abastecimiento aporta un importante foco de sustentabilidad al proceso minero. El proyecto comenzó a operar exitosamente el año 2014.
Se decidió apostar por la tecnología de una planta de agua desalada basándose en osmosis inversa, porque es una tecnología eficiente en términos energéticos, y que además se ha mantenido vigente hasta ahora.
Considerando sus 10 años de operación ¿Cuál ha sido el impacto que ha tenido en la región? Mediante la planta desaladora, la empresa está aportando al uso eficiente de los recursos hídricos, con miras a asegurar la sostenibilidad de la extracción y el abastecimiento de agua dulce para hacer frente a la escasez del recurso, especialmente en una región tan afectada por la sequía como Atacama. Esta planta ha sido un habilitador de las operaciones de CMP y Minera Caserones, aportando sustancialmente a la reducción del estrés hídrico de la cuenca.
El suministro confiable de agua desalada ha permitido el cumplimiento medioambiental de Caserones con la entrega de agua a la comuna de Caldera desde el inicio de las operaciones y a Chañaral desde fines de 2023, lo que ha permitido aumentar el volumen y calidad de agua que se suministra a estas comunas durante todo el año.
Como Aguas CAP creemos firmemente en el desarrollo sostenible, en el impulso a iniciativas innovadoras que nos permitan apoyar nuestras operaciones y desde ahí, agregar y llevar valor compartido al territorio donde nos desenvolvemos.
¿Cuáles son sus proyecciones? ¿Hay perspectivas de crecimiento ya sea en la región u otro lugar del país? Aguas CAP es capaz de casi duplicar la capacidad de producción local, lo que nos permite seguir creciendo y entregar agua a nuevos clientes. La planta cuenta con una capacidad de producción actual de 400 l/s de agua desalada, sin embargo, ambientalmente está autorizada para una producción de 600 l/s y tiene una capacidad máxima cercana a los 800 l/s.
Nuestra planta desaladora de agua ha logrado niveles de eficiencia de clase mundial y continuamos trabajando en mejorar nuestros índices y estándares. Nos proyectamos hacia el futuro creciendo como una planta multipropósito de agua desalada con infraestructura compartida. Como primera etapa, hemos realizado los estudios de ampliación de la planta y luego, firmando y ejecutando acuerdos de entendimiento con nuevos clientes.
Adicionalmente, CAP tiene en carpeta un nuevo proyecto de desalación en la Región de Atacama, para abastecer el crecimiento futuro de sus operaciones.
¿Considera que los proyectos de ley en curso ayudarán al fomento de más plantas, tanto de desalación como reúso? Sí, sin dudas. Tener legislación enfocada en la desalinización y él reúso de agua, así como los reglamentos asociados, serán un real incentivo a las inversiones asociadas a estos proyectos.
Nosotros vemos mucho interés de inversionistas en proyectos de infraestructura de agua desalada. Además, necesitamos más obras de infraestructura para darle más seguridad hídrica al país y en eso hay una gran necesidad y oportunidad de crecimiento en una industria tan relevante para el país hoy.
Fuente: Mch.cl
Las campañas presidenciales están por arrancar. Pronto los candidatos presentarán sus plataformas de gobierno y empezarán a posicionar las propuestas que tienen para encabezar al país.
Si bien temas como economía, seguridad o salud son los que suelen ser más importantes para la sociedad, hoy el tema del agua ha cobrado especial importancia dado que estamos pasando por un periodo prolongado de sequía que tiene a varias zonas del país al borde de una crisis de gran magnitud.
Ya los candidatos han hecho algunos comentarios sobre el tema, pero debe entenderse que la crisis que estamos pasando en México es grave y debe de tomarse con mucha seriedad. No se va a resolver exclusivamente con lluvia, pues el problema cubre muchas aristas, no sólo la sequía. Por ello, es necesario que se presenten propuestas específicas y se destinen recursos suficientes no sólo para mitigar la crisis actual, sino con miras a 50 o más años.
Entre los principales temas que se tienen que atender está el gran rezago existente en infraestructura hídrica. En muchas ciudades todavía tenemos operando tuberías con más de 70 años de antigüedad, con materiales no idóneos, llenas de filtraciones y fugas, por ejemplo, se calcula que en la Ciudad de México el 40% del agua potable se desperdicia en la red por fugas.
Renovar las tuberías también implicaría dividir el agua del drenaje para que se aproveche de mejor forma. En la mayor parte del territorio nacional el agua de lluvia se junta con las aguas negras. Hablamos de agua que podría aprovecharse sin necesidad de invertir tanto en su limpieza, sin embargo, al juntarse con aguas cloacales termina por contaminarse y se vuelve más complejo y costoso su aprovechamiento.
Otro tema que debe abordarse es el uso del agua en el campo. En México el 76% del agua es utilizado en el campo, con tasas preferenciales. Sobre este asunto ya profundicé en octubre pasado
También es imperativo que se dote de recursos a las instituciones competentes: Semarnat, a través de Conagua, Conanp y Conabio; Secretaría de Salud a través de la Cofepris, entre otras, para intensificar las revisiones de industrias, comercios, desarrollos habitacionales, etc., y así detener la contaminación de mantos acuíferos y agua superficial, que actualmente asciende a cerca del 60% en territorio nacional, de acuerdo con Conagua. Al mismo tiempo, debe iniciarse una reforestación masiva con árboles endémicos que, a largo plazo, ayudarían a reabastecer los mantos freáticos y acuíferos.
Deben retomarse grandes campañas publicitarias gubernamentales e involucrar a empresas y sociedad civil para crear conciencia sobre la importancia del cuidado del agua. Todos debemos de optimizar el uso cotidiano del recurso y generalizar su reutilización. También es importante fomentar la cultura del pago justo por el agua.
Estamos en época de sequía y esperamos que esa sequía no sea también de ideas para revertir el rumbo que desde hace décadas lleva el país en temas hídricos. Se tienen que implementar acciones lo antes posible, pues un futuro sin agua en México es una posibilidad cada vez más próxima.
Fuente: Infobae.com
Julio Zamora, meteorólogo del Instituto de Astronomía y Meteorología, señaló en CNN Tiempo que la “única forma de aminorar este problema es sabiendo racionar el uso de agua, utilizándola de manera correcta”.
Video explicativo aquí
Fuente: Cnnchile.com
Alejandro Gomez has been without proper running water for more than three months. Sometimes it comes on for an hour or two, but only a small trickle, barely enough to fill a couple of buckets. Then nothing for many days.
Gomez, who lives in Mexico City’s Tlalpan district, doesn’t have a big storage tank so can’t get water truck deliveries — there’s simply nowhere to store it. Instead, he and his family eke out what they can buy and store.
When they wash themselves, they capture the runoff to flush the toilet. It’s hard, he told CNN. “We need water, it’s essential for everything.”
Water shortages are not uncommon in this neighborhood, but this time feels different, Gomez said. “Right now, we are getting this hot weather. It’s even worse, things are more complicated.”
Mexico City, a sprawling metropolis of nearly 22 million people and one of the world’s biggest cities, is facing a severe water crisis as a tangle of problems — including geography, chaotic urban development and leaky infrastructure — are compounded by the impacts of climate change.
Years of abnormally low rainfall, longer dry periods and high temperatures have added stress to a water system already straining to cope with increased demand. Authorities have been forced to introduce significant restrictions on the water pumped from reservoirs.
“Several neighborhoods have suffered from a lack of water for weeks, and there are still four months left for the rains to start,” said Christian Domínguez Sarmiento, an atmospheric scientist at the National Autonomous University of Mexico (UNAM).
Politicians are downplaying any sense of crisis, but some experts say the situation has now reached such critical levels that Mexico City could be barreling towards “day zero” in a matter of months — where the taps run dry for huge swaths of the city.
Historic lows Densely populated Mexico City stretches out across a high-altitude lake bed, around 7,300 feet above sea level. It was built on clay-rich soil — into which it is now sinking — and is prone to earthquakes and highly vulnerable to climate change. It’s perhaps one of the last places anyone would choose to build a megacity today.
The Aztecs chose this spot to build their city of Tenochtitlan in 1325, when it was a series of lakes. They built on an island, expanding the city outwards, constructing networks of canals and bridges to work with the water.
But when the Spanish arrived in the early 16th century, they tore down much of the city, drained the lakebed, filled in canals and ripped out forests. They saw “water as an enemy to overcome for the city to thrive,” said Jose Alfredo Ramirez, an architect and co-director of Groundlab, a design and policy research organization.
Their decision paved the way for many of Mexico City’s modern problems. Wetlands and rivers have been replaced with concrete and asphalt. In the rainy season, it floods. In the dry season, it’s parched.
Around 60% of Mexico City’s water comes from its underground aquifer, but this has been so over-extracted that the city is sinking at a frightening rate — around 20 inches a year, according to recent research. And the aquifer is not being replenished anywhere near fast enough. The rainwater rolls off the city’s hard, impermeable surfaces, rather than sinking into the ground.
The rest of the city’s water is pumped vast distances uphill from sources outside the city, in an incredibly inefficient process, during which around 40% of the water is lost through leaks.
The Cutzamala water system, a network of reservoirs, pumping stations, canals and tunnels, supplies about 25% of the water used by the Valley of Mexico, which includes Mexico City. But severe drought has taken its toll. Currently, at around 39% of capacity, it’s been languishing at a historic low.
“It’s almost half of the amount of water that we should have,” said Fabiola Sosa-Rodríguez, head of economic growth and environment at the Metropolitan Autonomous University in Mexico City.
In October, Conagua, the country’s national water commission, announced it would restrict water from Cutzamala by 8% “to ensure the supply of drinking water to the population given the severe drought.”
Just a few weeks later, officials significantly tightened restrictions, reducing the water supplied by the system by nearly 25%, blaming extreme weather conditions.
“Measures will have to be taken to be able to distribute the water that Cutzamala has over time, to ensure that it does not run out,” Germán Arturo Martínez Santoyo, the director general of Conagua, said in a statement at the time.
Around 60% of Mexico is experiencing moderate to exceptional drought, according to a February report. Nearly 90% of Mexico City is in severe drought — and it’s set to get worse with the start of the rainy season still months away.
“We are around the middle of the dry season with sustained temperature increases expected until April or May,” said June Garcia-Becerra, an assistant professor in engineering at the University of Northern British Columbia.
Natural climate variability heavily affects this part of Mexico. Three years of La Niña brought drought to the region, and then the arrival of El Niño last year helped deliver a painfully short rainy season that failed to replenish the reservoirs.
But the long-term trend of human-caused global warming hums in the background, fueling longer droughts and fiercer heat waves, as well as heavier rains when they do arrive.
“Climate change has made droughts increasingly severe due to the lack of water,” said UNAM’s Sarmiento. Added to this, high temperatures “have caused the water that is available in the Cutzamala system to evaporate,” she said.
Last summer saw brutal heat waves roil large parts of the country, which claimed at least 200 lives. These heat waves would have been “virtually impossible” without climate change, according to an analysis by scientists.
The climate impacts have collided with the growing pains of a fast-expanding city. As the population booms, experts say the centralized water system has not kept pace.
Fuente: Cnn.com
¿Tomarías un vaso de agua tratada? Las aguas residuales que pasan por procesos químicos y biológicos son aptas para todo tipo de usos y, en muchos casos, hasta para consumo humano.
El 80 % del agua residual mundial se vierte al medioambiente sin recibir un tratamiento adecuado y sin ser reaprovechada, según el Banco Mundial. Ante la escasez de agua que enfrentan varios países, el agua tratada podría reemplazar al agua dulce para actividades como el riego, procesos industriales, actividades de limpieza, fines recreativos y, en procesos más avanzados, para el consumo humano.
Según el informe de 2020, el agua residual representa un valioso recurso del cual se pueden recuperar varios elementos, como agua limpia, energía y nutrientes. Actualmente, existen diversos mecanismos para dar tratamientos a las aguas negras, constituidas por residuos humanos; aguas grises, de tinas, duchas y lavamanos; y aguas negras industriales, que mezclan aguas residuales y aguas negras de descargas.
El agua tratada es agua sometida a un proceso que elimina características no deseadas. El tratamiento varía según el uso previsto y las propiedades iniciales. El agua que ingresa a las plantas experimenta procesos físicos, químicos y biológicos para eliminar residuos sólidos y contaminantes. También se puede quitar el olor y el color amarillento.
El proceso asegura la descontaminación, permitiendo su reutilización en actividades que no requieran agua de primera calidad. Sin embargo, este tratamiento no siempre la hace apta para el consumo humano. Para obtener agua potable, se requiere un proceso más complejo y más extenso, que garantiza la purificación del líquido, aunque el principal obstáculo para su consumo es la resistencia de la población para llevar a su mesa este tipo de agua.
A grandes rasgos, el agua residual para convertirse en tratada pasa por un proceso que implica un filtro de sólidos, filtro de degradación biológico y separación de grasas, eliminación de malos olores y contaminantes. Además pasa por un proceso de perfeccionamiento, este último implica cloración y otros procesos descontaminantes.
El tratamiento de aguas residuales con alta carga orgánica puede generar biogás, el cual puede emplearse para producir electricidad o calor. También es crucial identificar el tipo de tratamiento para cada tipo de agua, ya que las plantas reciben desde desechos domésticos, industriales, de la ganadería y empresas farmacéuticas.
Diferencia entre agua potable y agua tratada El agua tratada y el agua potable difieren en su nivel de purificación y adecuación para el consumo humano. El agua tratada es sometida a procesos que eliminan impurezas y contaminantes, permitiendo su reutilización en diversas actividades, pero no necesariamente cumple con los estándares de calidad para el consumo humano. Por otro lado, el agua potable, es aquella que ha pasado por un proceso más riguroso y completo de tratamiento, garantizando que cumpla con los estándares de calidad establecidos para el consumo humano.
La potabilización del agua implica una purificación adicional y un control más estricto de contaminantes, asegurando que sea segura para el consumo. Este proceso adicional asegura la eliminación de microorganismos y sustancias nocivas, proporcionando un agua segura y apta para beber. En resumen, mientras que el agua tratada es apta para usos generales, el agua potable cumple con estándares más elevados para garantizar su seguridad y calidad para el consumo directo.
Fuente: Ngenespanol.com
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